Comida, bebida y conversaciones. Bodegas y tabernas nos hacen la vida mejor, mucho mejor. No importa que sean más modernas como Anyora, de las que observan imperturbables el paso del tiempo como Amparín, Fila o Baltasar Seguí o de las que se agarran con fidelidad a la RAE como Ray o Ca La Iaia. La Aldeana, 1927 ha sabido integrar todos esos tipos en un local que puede presumir de personalidad propia, encanto infinito, respeto por la historia y una carta que alarga la sonrisa.
Alfonso García levantó la persiana de la Bodega La Aldeana, 1927, en El Cabanyal, este pasado mes de marzo. Con ello abrió la puerta a una experiencia gastronómica tan sencilla y humilde como exquisita. Y a la que no le falta buen humor (tan necesario a veces en este sector) como lo demuestra el bocadillo Ximo Bayo o esa tapa de doble nombre (Vaya morro tiene la gamba / Gamba Jagger) que convierte al comensal en Atila, por aquello de arrasarla.
A mediodía tienen plato del día y te cantan las opciones fuera de carta añadiendo el precio de las mismas (algo de lo que deberían tomar nota muchos bares y restaurantes). Probamos su sabroso Cremaet de Bravas, con unas patatas con piel con mucho sabor, acompañadas de salsa harissa y su particular allioli. También las gambas mencionadas en el párrafo anterior, rebozadas con tal precisión que no se deja ni un bigote de las mismas y acompañadas de morro de verdad. Y una Nugaeta, con fritura de pescadilla, que ríanse ustedes de la máquina del tiempo de H. G. Wells. Entre los postres, mención especial para un arroz con leche nada empalagoso. Larga vida a las bodegas.
La Bodega La Aldeana, 1927 está en la calle José Benlliure, 258. Cierran los lunes.