Vera tiene siete años y vive en la ciudad. Las vacaciones las pasa en el pueblo de sus abuelos, donde se cultiva tabaco. Precisamente en el abandonado secadero de sus familiares descubrirá a Nico, una fascinante criatura gigante. Nieves es adolescente y vive en ese mismo pueblo. Le asfixia el lugar. Su padre es de las pocas personas que siguen cultivando tabaco. Sus historias paralelas acabarán conectadas por ese ser colosal, haciendo que cambie, incluso, su forma de ver su realidad.

Este es el argumento de Secaderos, ópera prima de Rocío Mesa, cineasta granadina que también firma el guion, que vive en Los Ángeles, donde dirige el festival de cine español independiente, La Ola.

En Secaderos, que ya se puede ver en los cines, ha participado el estudio DDT SFX, responsables de Nico, y creadores de otras criaturas fantásticas que ya se han convertido en referentes como Un monstruo viene a verme o El laberinto del fauno. La película ha cosechado diversos galardones en festivales como el de San Sebastián, el South by Southwest de Austin o el Festival Internacional de Cine de Gijón.

En Verlanga le hemos pedido a Rocío Mesa que nos guíe por todo el proceso de elaboración de su película. De la creación al resultado final, pasando por el rodaje. Después del trailer, tiene la palabra.

Creación

El primer borrador de Secaderos se escribe en 2017 con la suerte de que en cuanto terminé de escribirlo entró en el laboratorio de Sundance de escritura del Mediterráneo. Le otorgó el sello de calidad que necesitaba el proyecto para ya arrancar y empezar a financiarse. A lo largo de unos cuantos años recorrimos varios laboratorios de desarrollo que nos ayudaron a ir mejorando ese guion y al mismo tiempo, de forma paralela, íbamos consiguiendo la financiación de la película.

Hoy en día para levantar una ópera prima se tarda entre unos 5 y 7 años. Estamos en esa franja de tiempo estándar. Durante ese tiempo hay varias versiones de guion. A mí me gusta hacer un cine donde el proceso sea tan importante como el resultado con lo cual intento que la película siempre se mantenga viva.

Tenía muchas ganas de hacer el casting porque la mayoría del reparto son actores no profesionales. Me apetecía mucho conocerlos y en la medida de lo posible hacer cambios de guion o adaptaciones para que estos personajes pudiesen aportar un poco de sí mismos. Aunque nosotros ya íbamos buscando personas que se asemejasen mucho a estos personajes para que fuese más sencillo para ellos, no solo empatizar con el personaje, sino para que también trajeran elementos y herramientas que eran fundamentales para la película. Por ejemplo, que hubiesen cultivado tabaco y que por tanto tuviesen esa maestría y ese lenguaje cultural adherido y aprendido que hiciese que todas las secuencias agrarias fuesen realistas y acordes con la realidad que me interesaba documentar de forma transversal.

Es cierto que tuvimos que hacer cambios de guion de ultimísima hora porque debido a protocolos covid los presupuestos iban variando. Recuerdo que días antes de empezar a rodar tuvimos que quitar bastantes páginas de guion, por lo menos quince secuencias. Pero todos estos cambios a última hora creo que se hicieron de una forma muy inteligente y, siendo honesta, quizá quedó una mejor versión de guion que la que había antes.

Ahí es donde yo creo que está la magia de dejar que los proyectos estén vivos. Lo que a veces parece una situación problemática se puede convertir en un regalo porque se activan resortes de la mente que de otra manera no se habrían activado. No obstante, sí que hay que luchar por tener diseños de producción que nos faciliten hacer el trabajo de una forma calmada y acercarnos a nuestros proyectos con las necesidades que cada uno requiere, que no son las mismas para cada película.

En cuanto a las localizaciones, la Vega de Granada se compone de 41 municipios, no nos hemos centrado en uno sino que hemos cogido paisajes de muchos de ellos. Alguno son los pueblos de los actores. Hemos creado una especie de pueblo imaginario que es una combinación de todos estos paisajes creando además una especie de no lugar que si fuese visto por gente que no es de la Vega de Granada podría pensar que es su propio pueblo. No se ven tantas calles del pueblo si no que se ven más exteriores, lugares naturales y paisajes que creo que ayuda a universalizar la historia.

Rocío Mesa en el rodaje de Secaderos. Foto: César Llerena.

Rodaje

En esta película tuvimos un diseño de producción bastante clásico con una preproducción de un mes. Unas cinco semanas de rodaje en total incluyendo recursos. En la preproducción combinamos localizaciones artísticas, técnicas, selección de elementos de arte, vestuarios y unos poquitos ensayos. En el propio rodaje éramos un set pequeño pero con la gente necesaria. Teníamos muchísimas secuencias de exterior en un agosto muy caluroso con una criatura mágica, creada por el equipo de DDT de El Laberinto del fauno, que en muchas ocasiones requería de refuerzo. En la mayoría de los días de rodaje se intentó que fuese un rodaje familiar, pequeño, que correspondiera con el tipo de cine que queríamos hacer, que es un cine más conectado con la emoción. Sí que es verdad que siempre íbamos muy cortitos de tiempo.

Los actores habían leído el guion una sola vez en una sesión muy intensa en la que hablábamos mucho de la historia, analizábamos mucho los personajes uno por uno. Les dábamos un carácter más rico, poliédrico, con un bagaje y unos ingredientes que a ellos les pudiesen servir para lo que iban a rodar después. Cuando ellos venían a set no sabían lo que iban a rodar ese día porque no me interesaba que se interesaran en la memorización o que practicaran en casa frases maniqueístas o artificiosas, sino que me interesaba trabajar escena por escena con los sentimientos que tenían que ocurrir ahí, conectando mucho con ese momento, estando presentes en situación de escucha. Permitiendo que los personajes utilizasen sus propias palabras si así las sentían sin salirnos de las cosas que tenían que ocurrir en ese espacio. Funcionó muy bien porque no se alejan tanto del guion original pero sí que le aportan una riqueza que me parece muy interesante, tanto de vocabulario como de naturalidad y de veracidad.

La película

El resultado final de la película, por supuesto, es muy diferente a ese primer borrador de guion pero no podía ser de otra manera y yo no querría que fuese de otra. La forma en la que yo entiendo el cine es así. Es un cine que debe de estar vivo, evolucionar, beber de las cosas que pasan a nuestro alrededor y que en el proceso de montaje debe de repensarse y reescribirse de nuevo. Tenemos que estar siempre abiertas a aceptar lo que ha salido bien, a celebrarlo, y también a despedirnos de aquello que no está funcionando sin dramatismos sino aceptando que es el camino de la película que estamos creando.

Como ejemplo de algo que puede ser curioso había una escena en la que el abuelo y la abuela estaban sentados con vecinos de la tercera edad en la puerta de la casa, comiendo pipas, cuando Vera volvía de estar con sus amigos en el cementerio. Localizando esta escena, nos encontramos justo en frente de esa casa a un niño de unos 7 años lanzando flechas a una diana de una forma espectacular y claro, me pareció algo tan aleatorio y maravilloso que en ese mismo instante hablé con mi primer ayudante de dirección y le dije, incorporamos esto al guion. Y efectivamente en ese mismo momento hablamos con la madre del niño, con el niño, nos dieron permiso, super contentos, reescribí el guion y ahora tenemos una escena en la que esas personas que están sentadas en la puerta de la casa están ensimismadas con ese niño que está lanzando flechas. De otra manera no hubiese estado en el guion pero me parece una genialidad absurda que decidimos integrar. Ese es un ejemplo perfecto de cómo se mantienen vivas las películas y se enriquecen y esto se extrapola a todas las fases de la creación.

El trabajo con la criatura, que nosotros cariñosamente hemos bautizado como la Nico, nicotina, Nico para las amigas, fue muy hermoso. El diseño y la creación de esta criatura tardó casi un año, se hizo durante la pandemia y eso nos facilitó tener tiempo. Está hecha hoja por hoja. Cada hoja está creada por una aleación de seda y una membrana de silicona para que fuese muy ligera. Hubo que crear un esqueleto totalmente novedoso porque era una criatura sin brazos ni piernas. Hubo que crear una cabeza animatrónica que está conectada por remoto. Las personas que capitanearon este equipo son Montse Ribé y David Martí. Como digo creadores de otras tantas criaturas que hemos visto en el cine, normalmente super producciones como las películas de Guillermo del Toro o Bayona. En este caso decidieron entrar en esta película más pequeña porque se enamoraron de la historia y se enamoraron de ese ser mágico y tierno. La ternura era un poco nuestro late motiv a la hora de diseñarla. Teníamos claro que tenía que ser una criatura alejada de lo masculino, que es lo que tradicionalmente habíamos visto en este tipo de criaturas, queríamos que fuese más femenina. Trabajar con ella en set fue algo mágico pero también un reto para los que estábamos ahí. Fue incorporar un elemento hollywoodiense en una película muy pequeña donde los tiempos son muy reducidos porque el presupuesto es muy reducido. Las semanas de rodaje son pocas. Pero creo que supimos sacarlo muy bien. El resultado de la película es muy mágico y la respuesta que estamos teniendo por parte del público está siendo super entrañable. La gente está totalmente enamorada de esta criatura y de las partes más experimentales de esta película. A parte de la criatura hay unas secuencias grabadas en analógico, que se acercan más al cine de la experimentación. Todas estas fugas más fantásticas están siendo muy bien recibidas en una película que cuenta una historia reconciliadora con quienes somos, con nuestra familia, nuestras raíces.

Mencionar también que en todo este proceso las mujeres han tenido un papel muy importante. Alana Mejías es la directora de fotografía, Paloma Peñarrubia hizo una banda sonora que ha sido la banda sonora de mis sueños. Yo quería una banda sonora con sintetizadores, pero muy orgánica y cercana al mundo natural y ella lo ha conseguido. De la misma manera, la mirada de Alana se conectaba mucho con la mía. Diana Toucedo ha sido quien me ha acompañado en la edición, ha entendido la película, hermosa compañera. Hemos tenido a Merche de jefa de vestuario, a Nerea en maquillaje, Montse Ribé, hemos tenido a productoras ejecutivas mujeres. Un equipo hermosísimo donde las mujeres han tenido un gran protagonismo y eso para mí ha sido muy importante. Han sido artífices de todas las cosas buenas que pueda tener esta película.