Carles Sanjaime, Verónica Andrés y Xavo Giménez. Foto: María Cárdenas.

Michael Jackson falleció el 25 de junio de 2009. Casi nueve años después, la compañía valenciana La Teta Calva se pregunta Qué Pasó con Michael Jackson (del 6 al 17 de junio en el Teatro Talia). Una obra que bucea por las procelosas aguas de la fama, que se pregunta qué es el éxito y qué estamos dispuestos a hacer por conseguirlo y por recibir likes y sumar followers. Como ellos dicen, tratamos de esconder la papada en el puto selfie, pero la vida es una papada.

Qué Pasó con Michael Jackson ha estado cocinándose durante casi un año. Sus autores, María Cárdenas y Xavo Giménez, tiraron a la papelera una primera versión escrita porque como dice el propio Xavo «no era la obra». Abandonaron la idea de centrarse en sus anécdotas en vida porque todo el mundo las conocía y apuntaron al Jackson ya fallecido. «Lo interesante es contarle algo nuevo al espectador».

Encima del escenario un reparto de lujo con Verónica Andrés, Carles Sanjaime y el propio Xavo que, además, firma la dirección y contesta nuestras preguntas.

La obra era, en principio, una coproducción con Las Naves, que fue repentinamente cancelada ¿Temistéis por su futuro?

No, porque nosotros venimos de las trincheras, del off. La posibilidad de que una compañía como la nuestra estrene en una sala grande, con una serie de condiciones y con la oportunidad de mostrar el trabajo a más gente, me parece justa, pero si no hubiésemos tenido ese espacio hubiéramos vuelto a nuestro hábitat normal. De hecho ya habíamos hablado con la Sala Ultramar por si no salía adelante y ellos estaban dispuestos a volver a ser nuestra casa. Nosotros lo que queríamos era hacer la obra. En un principio teníamos una coproducción con Las Naves y nos la quitaron por estos cambios políticos que ha habido, nos quedamos con la mitad del dinero y decidimos seguir hacia adelante. Eso sí, hemos tenido que volver al formato Teta Calva en el que cada uno asume tres o cuatro tareas porque no había presupuesto. Seguramente esto repercute en la calidad porque cuando cuentas con grandes profesionales se meten al 100% y cuando estás tú solo estás al 33% en cada cosa en la que estás. Pero la obra, por nuestra parte, nunca peligró. Es más, le estaban pasando tantas cosas, que parecía que nadie quería que se hiciera, que solo por eso ya se tenía que hacer.

¿Por qué Michael Jackson?

En una librería de un teatro, en Buenos Aires, vimos un libro de entrevistas entre Michael Jackson y su terapeuta cinco días antes de morir. El terapeuta aprovechó su muerte para publicarlo. Es un libro muy interesante y que en sí es una obra de teatro. De hecho, la idea inicial era poner a Michael Jackson y a su terapeuta en el escenario y hacer una entrevista en la línea de montajes como el de Ruz-Bárcenas. En el libro se descubre la parte íntima de Michael Jackson, la fragilidad del personaje y del mito. Cómo el dios por dentro está corroído, está solo y paralizado por el miedo. Nos pareció interesante porque lo normal es fijarte en la luz que desprende un dios, pero no en el mundo oscuro que hay detrás y que viene de fábrica cuando decides optar por ese camino. Y eso es lo que nos llevó a nuestro texto, que es una historia muy oscura a la que hemos dotado de espectáculo y mucha diversión para jugar a la risa y a la bofetada, a la risa y a la bofetada. Por otro lado, a María y a mí nos interesa, obviamente, también su parte musical. No es que seamos ultrafanáticos, pero nos gusta y, sobre todo, nos gustan sus referentes de música negra, la Motown y demás.

Xavo Giménez, Carles Sanjaime y Verónica Andrés.Foto: María Cárdenas.

La obra reflexiona sobre la fama, el éxito, sus peligros y sus derivados ¿Lo vivido por el MAX ganado por María con Síndhromo ha servido de inspiración en algún momento?

Más que lo que pudo vivir María con su MAX fue lo que viví yo cuando no lo gané por Penev. Fue un año antes. Recuerdo que al salir de la gala doblé el discurso que me había preparado por si ganaba y lo tiré en una papelera, nada más salir, en la misma platea del teatro. Después pensé que mejor me lo guardaba y fui a buscarlo y ya habían vaciado la papelera y no estaba. Antes de entrar en el Teatro Price con la posibilidad de ganar un MAX todo eran fotos y saludos, sobre todo de gente que pulula alrededor de un posible personaje exitoso. Después, el mismo conseller o el mismo productor que se habían hecho la foto contigo ya nos lo ves y estás solo en la barra tomándote un cubata con ganas de irte al hotel y volverte a Valencia. Y es que encima en esos MAX ganaron todos los valencianos menos nosotros. En el vagón del AVE cuando volvimos había siete u ocho manzanitas y un tío con cara de gilipollas que era yo. De esa sensación, de cómo valoramos el trabajo de los demás en función del éxito que tiene o no, de eso va la obra. Al año siguiente pasó lo contrario con María y vimos las dos caras de la moneda. De cómo un trabajo como Síndhromo tiene un reconocimiento y a partir de ahí se te abren las puertas. Cuando ganar o no ganar, y sobre todo a esas alturas, es un detalle, una cuestión aleatoria de votos. Y el éxito condiciona al creador, no solo al creador sino a la persona, con las redes sociales, con los likes, con los seguidores, … con todo eso empieza a dejar de lado el proceso creativo para conseguir vender. Muchas veces se pierde el Norte con eso y en la obra jugamos con esa ironía de qué estamos dispuestos a hacer para vender esa obra. Y durante la obra hablamos de ello, de que queremos que esta obra se venda. Y para ello recurrimos a un personaje famoso como Michael Jackson. En Penev nos fue muy bien y ahora lo vamos a repetir.

Después de referentes más locales en Penev o Síndhromo, aunque en ambos casos se trataba de historias universales, últimamente hay una presencia de referentes como más exteriores con Les aventures de T.Sawyer o ahora Michael Jackson. ¿Es intencionado u os ha ido llevando el proceso creativo?

Nuestras obras siempre ha tenido un contenido político, no explícitamente, pero sí político en un entorno familiar en Síndhromo con una ciudad derruida, en Penev con la construcción de un circuito de Fórmula 1 cuando la ciudad detrás se cae a pedazos, o en Llopis con el mito del sueño americano que lo que hace es convertirnos en nadie. En Que pasó con Michael Jackson es algo más interno, más personal, averiguar a dónde nos lleva la necesidad de ser queridos. Y eso es algo más internacional, no local. Siempre en nuestros textos utilizamos recursos como ubicar la situación en Valencia y aquí también ocurre. La protagonista es una chica que está en la Clínica Quirón, se habla del cementerio de Benimaclet, de la calle Yecla que es donde nació,… Esas raíces están presentes porque nos gusta mucho, pero en esta obra no hay una crítica a un poder político, sino más bien a un poder casi cibernético y social que nos está guiando hacia la obsesión de ser queridos, aunque sea mentira.

¿Qué es lo que os atrae creativamente hablando de la figura del desamparado, del perdedor?

Nosotros nos acercamos a ello desde la comedia para decirle a la gente que no pasa nada por ser un pringao. Es una mierda ser un exitoso. El mundo iría mejor si nos centráramos en ser más pringados y no en querer tener la cartera llena de dinero. Nuestro homenaje al ciudadano de pie y al “perdedor” es un homenaje a los que creemos que en realidad son los ganadores. El que está más loco en Síndhromo es el que tiene más sentido. En la comedia cuando te ríes de algo es porque estás pensando lo contrario o intentando darle la vuelta a la tortilla. Es el trabajo del bufón, todos queremos ser bufones y dentro del estilo de La Teta Calva el perdedor vendría a ser el bufón.

Verónica Andrés. Foto: María Cárdenas.

¿Cómo os repartistéis las labores de escritura María y tú?

Esta obra ha tenido un proceso bastante largo, prácticamente un año de escritura, en el que hemos intentado poner cada uno el acento en lo que mejor se desenvuelve escribiendo. Yo en la parte de la estructura de la obra, del collage, porque es una obra tipo collage. Hemos intentado hacer como un teatro documental en lo que es su estructura, como si el espectador estuviera viendo un documental en el que ahora se ve un videoclip, luego una escena, después una canción en directo, una entrevista a un familiar… También me he centrado en la parte del contacto con el público, en como tenerlo captado a través de uno de los personajes. Y María se ha centrado en lo que es un hacha, en los vínculos y conflictos familiares, en rebuscar en las partes escondidas de los personajes. Es un texto pensado para la escena. Nel Diago dijo una vez que se notaba que mis textos estaban escritos para ser representados. Hay otros autores que no lo hacen así, los escriben de una manera más literaria y después se representan o no. Nosotros los escribimos para representarlos. Por eso el texto no termina de estar escrito hasta que terminan los ensayos.

¿Cómo compaginas lo de dirigir y actuar en una misma obra?

Me ha venido muy bien este formato de documental. Carles y Verónica interpretan a los dos hermanos protagonistas y yo estoy en un aparte en el escenario, soy externo a ese vínculo familiar. Eso me ha permitido dirigir bastante cómodo porque no intervengo casi como actor en esas escenas. Y para las mías he contado con la ayuda de María.

¿Eres un director generoso con los actores y sus posible aportaciones?

Yo no soy un gran director de actores. A veces me siento limitado a la hora de sacar a un actor lo que yo quiero. Muchas veces lo que hago es ver qué conexión tiene el actor con la obra. Eso sí, hay ciertas pautas innegociables, a donde tenemos que ir y qué es lo que hay que contar. Para mí el actor es el centro del teatro. Mi obsesión no es que el actor haga el personaje que yo tengo en la cabeza, sino que se ponga la camiseta de la obra, que esté a gusto con los ensayos y la obra, que se lo pase bien, eso es lo más importante. Quiero que haya fluidez en escena. Más que un gran trabajo actoral, busco un gran trabajo de compañía. Eso acaba reforzando el trabajo del actor y acaba siendo mejor. Merce Tienda ganó el Premio a Mejor Actriz de la AAPV con Síndhromo, Neus Alborch el de actriz revelación por Les aventures de T.Sawyer. Cuando un actor está a gusto brilla mucho. Si tienes un director que te apreta, brillas pero también sufres. Yo prefiero brillar menos y disfrutar más.

Carles Sanjaime, Verónica Andrés y Xavo Giménez. Foto: María Cárdenas.

¿En qué consiste la colaboración de Toni Aparisi?

Hemos mancillado su trayectoria. Hemos recurrido a un premio MAX para que nos hiciera una coreografía en la que los actores bailan mal adrede.

¿Qué supone Qué pasó con Michael Jackson en la trayectoria de La Teta Calva?

En esta obra lo que hay, que hasta ahora no había ocurrido, es la fusión entre María y yo. Todo lo que habíamos hecho había sido de manera autónoma, aunque contando con la opinión y el criterio del otro. Pero en este caso ha sido a cuatro manos completamente. Eso es un paso adelante porque la gente que ha visto algunos pases de la obra nos ha dicho que es Teta Calva 100%, sin que sea más Xavo o más María. El texto tiene el plus del mundo de María, de esas cosas que tienen los argentinos, de rascar en los personajes, de no parar de psicoanalizarlos. Creo que en esta obra los personajes son más complejos, tienen problemas más profundos. Y a la vez que esto, también tiene la parte de juego teatral que más me gusta a mí, buscar que la obra tenga cierto descaro en escena de cara al espectador. Y creo que la tiene.

Después de un año trabajando, dos versiones, mucho esfuerzo, ¿qué sensación se tiene ante un estreno de solo dos fechas?

No es nuestro caso. Hay compañías que sí, que estrenan un espectáculo y muere. Para nosotros este fin de semana nace, es el comienzo, es el estreno. Este espectáculo va a tener una vida como han tenido el resto, de dos o tres años. En junio nos vamos a Madrid, en noviembre creo que a Zaragoza, y espero que vuelva a Valencia, que vaya a festivales, y a cualquier lugar del mundo. El espectáculo ha empezado antes de su estreno, no puedes esperarte para intentar venderlo. Nuestro equipo de distribución ya lleva tiempo trabajando. Creo que los proyectos se deben concebir así. Una obra de teatro es un negocio, un trabajo y requiere muchas patas. Nosotros intentamos que la obra tenga un recorrido largo, que no muera en esos dos días. Si solo fuera a durar dos días no la haríamos.