KAFKA

Foto: Eva M. Rosúa.

 

Las consultas de los psicólogos deberían estar atestadas de clásicos. Pero no en las estanterías, sino en el diván, como pacientes. Vivir con tanta responsabilidad debe de ser muy duro. Por un lado, en tus páginas hay toneladas de cultura sacralizada. Por el otro, muchas veces, te usan como inductor de la estimulación de la lectura de unos jovenzuelos carne de pantallitis. La editorial Austral ha decidido que menos Prozac y más soluciones. «Moby Dick» puede ser tan entretenida como jugar al «Bloodborne» y Gregorio Samsa en modo cucaracha no tiene nada que envidiar a las criaturas del «Monster Hunter 4».

Y así ha visto la luz Austral Singular, «una colección que reúne las obras más emblemáticas de la literatura universal en una edición única que conserva la introducción original y presenta un diseño rompedor». «Romeo y Julieta», «Las flores del mal», «La metamorfosis y otros relatos de animales», «Don Quijote de la Mancha» y «Moby Dick» han sido los primeros título presentados. Begoña Berruezo, directora de arte de varios sellos de la editorial Planeta, es la responsable de estos nuevos diseños.

¿Cómo surge el proyecto Austral Singular?
El proyecto de Austral Singular surgió hace casi un año desde la dirección editorial del sello y desde el propio departamento de edición. Queríamos crear una colección de clásicos renovada, adaptada a estos tiempos y atractiva para jóvenes y nuevos lectores; y, sobretodo, queríamos dedicarle mucho tiempo e ilusión.

Teniendo en cuenta que se han conservado el texto y la introducción original y únicamente en estas nuevas ediciones cambiaba el diseño absoluto de los libros, ¿aumentaba la responsabilidad?
Por supuesto: el diseño aúna responsabilidad con la obra y compromiso con el lector. De hecho, el diseño es uno de los ejes del proyecto, y para mí es una gran responsabilidad, un reto estimulante y un gran orgullo.

¿Tuviste en mente alguna colección de otra editorial a la hora de abordar este rediseño?
Siempre procuramos mirar hacia fuera y ver lo que hacen otras editoriales y otros diseñadores, no sólo para diferenciarnos, sino también para aprender. En realidad, cuando trabajo, siempre tengo fuentes de procedencia muy distinta en la cabeza, las que voy observando día a día. Si ahora tuviera que especificar alguna, quizás pensaría en la colección de clásicos de Penguin. ¡Es maravillosa!

¿Y alguna fuente de inspiración que hayas tenido en cuenta al margen de lo estrictamente literario y editorial?
En el proceso de documentación, topé con grabados del siglo XIX que, después, me inspiraron para las secuencias de las cubiertas.

¿Qué fue lo primero que tuviste claro que había que hacer?
Trabajar el libro como un objeto, como un regalo, como algo bello, gustoso e irresistible.

Resulta muy acertada la manera en que con una figura simbólica (en el caso de «Romeo y Julieta» son dos) se resume y sintetiza el contenido de cada libro. ¿Fue un trabajo arduo? ¿Se discutió mucho por la figura final que aparecería en cada cubierta?
Hubo casos muy claros, por ejemplo, con la cucaracha que aparece en la «Metamorfosis» de Kafka. Y hubo casos menos obvios, en los que tuvimos que diseñar varios estampados para cada título. Por ejemplo, para «Moby Dick» propusimos timones, anclas y ballenas en varios patterns (texturas, símbolos y secuencias), que después reposaron durante semanas hasta decidir cuál de ellos funcionaba mejor en el libro.

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Es un tipo de comunicación (directa, rápida, sencilla) que parece destinada a un público más joven, muchas veces perezoso a la hora de acercarse a un libro, y no digamos ya a un clásico. ¿Es ese target el objetivo mayoritario de esta colección y este tipo de diseño?
Sí, aunque no exclusivamente. Quizás haya amantes de los clásicos que quieran coleccionarlos en una edición cuidada, bien diseñada y a un precio competitivo, ¿no?

También destacan los colores llamativos de las portadas. ¿Cuál era la intención al jugárselo todo a un sólo color? En estas cuatro primeras entregas puede haber una segunda lectura de esa elección cromática (Moby Dick azul por el mar, Romeo y Julieta rojo por la sangre,…), pero, en un futuro, ¿el color determinará algún tipo de sub-colección (teatro, relatos, narrativa,…) dentro de Austral Singular?
La combinación de grabados con colores llamativos sintetiza la idea de la colección: tradición y modernidad. Además, un color plano con elementos en negro da mucha profundidad: resalta tanto la figura como el color. En el futuro, cada nuevo título tendrá un color distinto, llamativo y adecuado a la obra.

Además de lo ya comentado en la cubierta y contracubierta, destaca tanto el formato (muy parecido por ese lomo redondo a agendas), como detalles como el punto de lectura incorporado. ¿Qué objetivos se persiguen con ello?
La excelencia en un formato de bolsillo. El objetivo es que la colección cuide hasta el último detalle: no solo la gráfica de la cubierta, sino también el lomo, el punto de lectura, el tipo de papel, las guardas y los pantones.

¿Te hubiera gustado que también el interior (tipo de letra, ilustraciones, …) hubiera sufrido algún tipo de transformación?
Sin duda, pero, por varios motivos, no ha sido posible hacerlo.

Llevas varios años trabajando como diseñadora o directora de arte en el mundo editorial y no es la primera vez que te has tenido que enfrentar a un «rejuvenecimiento» de un clásico. ¿Se trabaja con cierto respeto y mayor precaución cuando se trata de un libro clásico que de otro más contemporáneo?
Tengo el mismo respeto cuando trabajo con un clásico o con un contemporáneo, pero los factores que tengo en cuenta son distintos. Por ejemplo, resulta más difícil generar sorpresa y novedad en los clásicos, porque el imaginario colectivo los asocia a determinadas imágenes que no siempre son fáciles de cambiar.

Cumples el mes que viene un año al frente de la dirección de arte de varios sellos editoriales de Planeta. ¿Qué balance harías? Aunque antes trabajabas en Grup 62, perteneciente al mismo grupo, ¿has notado un mayor nivel de exigencia por tu parte y por factores externos para con tu trabajo?
Creo que el nivel de exigencia lo llevo dentro, independientemente de para qué sello trabaje.

¿Tienes alguna portada de libro, fetiche por su diseño?
Los libros de Cormac McCarthy diseñados por David Pearson. Tuve ocasión de comprar uno, casualmente, en el aeropuerto de Bombay, después de haberlos buscado por varias librerías. Las cubiertas de Kafka diseñadas por Peter Mendelsund también me parecen brutales. ¡Puro diseño!