Un hombre con sombrero bebe solitario, otro toca el piano, unos chicos juegan al ping pong, una chica sostiene un gato en una mano y una flauta en la otra, una mujer de pelo azul sacia su sed con un par de botellines. Son algunos de los protagonistas de la exposición Antes que nada, de Luis Galbis, que se puede visitar en Lanevera hasta el próximo 9 de junio.
Dice Luis Galbis que «Antes que nada es una exposición que surge casi por casualidad, surge del impulso de pintar de una forma casi inconsciente y lúdica, sin ninguna pretensión. Utilizando la pintura como herramienta para generar imágenes llenas de texturas y color utilizando formatos muy distintos».
Seres, lugares, situaciones… en algunos casos compartiendo temática, que acaban formando un universo propio, con sus diferencias y sus particularidades, incluso con la presencia de una rana sorbiendo pasta.
Dices que Antes que nada es una exposición que surge del impulso de pintar de una forma casi inconsciente y lúdica, sin ninguna pretensión. Sin embargo, sí que podría haber algunas características comunes en algunos cuadros que permitirían establecer un hilo conductor.
Hay elementos que me interesan especialmente y que se repiten, como bien dices. Me gusta mucho retratar escenas cotidianas y hacerlo de forma muy sencilla, siempre intento simplificar mucho las escenas y quitarles toda la épica. Me interesa mucho más intentar captar pequeños momentos.
Además, en la exposición podríamos diferenciar distintos bloques o series. Por ejemplo, hay una serie de retratos de bebedores, otra de músicos, otra de escenas de parques y otras que tienen que ver más con la infancia y en casi todas ellas la comida o la bebida están presentes.
¿En ese impulso de pintar sin ninguna pretensión estaba presente de alguna manera el hecho de que esas obras acabarían siendo expuestas conjuntamente? ¿O era puro disfrute y nada más?
En un principio no tenía intención de exponerlas, empecé a pintar por puro disfrute. Después surgió la posibilidad de exponer en Lanevera y ahí sí que empecé a organizar las obras y a pintar pensando en cuales exponer. Al final está expuesto casi todo lo que he pintado durante estos meses, creo que solo hay dos obras que se han quedado fuera, ha sido todo bastante rápido y no he tenido tiempo de producir tanto.
Hay algunos puntos comunes en las obras: las formas de relacionarse la gente, los estados de ánimo, la amistad, la soledad. ¿Cuándo pintas te planteas qué quieres que reflejen los que allí aparecen o las situaciones que captas?
Sí hay una parte intencionada que busca expresar esos estados de ánimo o hablar de ciertos temas pero también hay una parte que es inconsciente. Además siempre busco que las obras sean bastante abiertas o por lo menos tengan detalles en los que puedas fijarte y que sugieran cosas.
Algunas de las obras tienen como un aire fotográfico, bien por lo retratan, por la forma de hacerlo o por el «encuadre».
Puede ser, en estas obras no he utilizado ningún referente fotográfico, he intentado forzar y simplificar mucho las proporciones, las posturas, las perspectivas…quizá las escenas en movimiento como la partida de ping-pong o el pianista llevan un poco a esa captura fotográfica de un momento en movimiento. En cualquier caso el cine o la fotografía siempre son referentes para decidir encuadres y composiciones.
También parece que en los cuadros prime una postura observacional por tu parte, como si pintaras aquello que ves. ¿Ha sido así, o son escenas y retratos puros de tu imaginación?
Siempre trabajo desde la imaginación y como hablábamos antes, siempre busco escenas muy cotidianas y simples. Siempre intento captar pequeños momentos. Incluso cuando es una rana o un personaje imaginario intento ponerle en una situación mundana.
¿Crees que de alguna manera están presentes tus referentes en estos cuadros?
Ahora mismo estoy dando clases de dibujo y pintura en Mislata por lo que estoy revisando muchos pintores y artistas. Como referentes hay miles y hay grandes maestros que siempre tengo presentes como Matisse, Gauguin, Hockney, Kirchner… o artistas de ahora como Misaki Kawai, Joe Gamble, Cannon Dill, Michael Swaney…
Voy a mencionar algunas obras que he ido descubriendo o revisitando y que me han influido de manera directa por una paleta de color o por la postura de algún personaje o por un detalle de la escena, son cosas pequeñas con las que de repente conectas y te dan una idea para crear otra escena. Algunas de estás obras son : Jóvenes paseando de Vuillard, La granja en invierno de Anna Mary Robertson, La siesta de Sorolla, Jardín de Luxembourg de María Girona, Escena de circo de Auguste Chabaud, Vendimiadora de Manolo Hugué, Familia creciente de Oscar Estruga.
Son obras en las que la perspectiva y la profundidad son muy personales.
La perspectiva, la profundidad, las proporciones y las posturas y representaciones de personajes y objetos, son elementos que intento forzar y simplificar al máximo. Me interesan mucho las representaciones infantiles y folclóricas basadas en la expresividad o la sencillez y
aunque este tipo de obras no son las únicas que me interesan y admiro, suelen ser las que más me conmueven. Por ello creo que a la hora de crear hay una parte inconsciente de búsqueda para conseguir este tipo de obras de la forma más sincera que puedo.
¿Qué importancia tiene para ti el color?
Tiene mucha importancia y es algo que me cuesta y que trabajo mucho. Hay veces que decido una paleta de color y trabajo con ella, hay otras en las que decido dejarme llevar e improvisar y en las que todo fluye, es como hacer un puzzle en el que todo encaja, y hay otras veces en las que es una guerra, durante el proceso voy cambiando mucho y siento una especie de lucha, es como si los colores empezaran a pelearse entre ellos y poco a poco se van calmando y van asentándose.