Bárbara Blasco y Kike Parra en Selecta. Foto: Saz Enif.

Fue una galería de arte, ahora enseñan a contar historias. Lo que era Plastic Murs, en el número 45 de la calle Denia, es la Escuela Selecta de Escritura desde el pasado mes de septiembre. A sus mandos, Bárbara Blasco (Suerte, La memoria del alambre y Dicen los síntomas, Premio Tusquets Editores, 2020 y Premio de la Crítica Valencia 2021) y Kike Parra (Ninguna mujer ha pisado la luna, Me pillas en mal momento). En sus cabezas, hacer algo diferente.

Bárbara Blasco: Llevábamos mucho tiempo trabajando, dando clases y talleres y nos apetecía tener algo nuestro también. No solo por el dinero, sino por por hacerlo como nos gustaba a nosotros. Las escuelas de escritura me parece que son como muy serias, muy de autoayuda, muy rancias….

Kike Parra: Muy de mercadillo. Al menos en València.

Bárbara: Y ha sido algo casi natural que acabáramos teniendo un sitio así.

Kike: Antes de esto, de hecho, íbamos a montar una web. Es una idea que fuimos gestando al ver que durante la pandemia la gente se animó con los talleres.

Bárbara: Y con las correcciones. Nos mandan muchas novelas para que las corrijamos, las valoremos…

Bautizar Selecta a una escuela de escritura tiene mucho de ironía y reivindicación. Nada de academicismo, elitismo y ombliguismo.  

Kike: Estábamos almorzando en el bar del Mercado de Ruzafa y pensábamos nombres. Queríamos que aunara esa especie de prestigio de lo que puede ser una escuela de escritura, pero también que tuviera un juego como una broma. Mientras tomábamos el café me fijé en algo muy común en todos los bares, eso que pone de café selecto. Y así nació el nombre.

Bárbara: Yo tenía muy claro la imagen que quería. De escritura antigua, ese era el concepto, con esas imágenes de máquinas de escribir antiguas y gente escribiendo.

¿Se puede enseñar a escribir?

Kike: Sí y parto de mí para hacer tal afirmación. Fui alumno nueve años y tuve cinco o seis profesores que me enseñaron a través de sus comentarios, a través de decirme «esto no va bien en el texto, esto sí que queda bien», me descubrieron las herramientas que existen… porque, obviamente, la escritura es un trabajo y como tal tiene sus herramientas, sus características a la hora de trabajar un texto… a veces es, incluso, como una pequeña ciencia, porque hay cosas que funcionan si las pones de una determinada manera, es dos más dos cuatro. 

Bárbara: Hay algunas ideas al respecto que circulan por ahí que son absurdas. ¿Se puede enseñar a cantar? Sí, te vas al conservatorio y aprendes. La gente de lírica ha aprendido a cantar, está claro que tienen una voz, que tienen unas cualidades, por supuesto. Pero igual que a dibujar o a esculpir. ¿Cómo no se va a aprender la técnica de la escrtiura? El problema que tenemos siempre es que como las palabras las usamos para todo, cualquiera cree que las domina. Y no es lo mismo la palabra hablada o utilizarla para comunicarse que hacer literatura, y esto sí que se aprende. 

¿Qué busca vuestro alumnado: publicar o escribir?

Bárbara: Hay de todo. Hay gente que viene con intención de publicar y no va a publicar nunca porque no tiene calidad o se va a autopublicar, gente que viene con el deseo de publicar porque tiene ambición y escribe muy bien; gente a la que no le interesa en absoluto publicar y escribe bien; y gente que no piensa en sacar un libro y no escribe demasiado bien. Hay de todo y a mí me parece bien, nosotros tenemos una visión en ese sentido muy amplia. No estamos formando profesionales, no estamos seleccionando gente para publicar. Es como pretender que en un gimnasio quien practica deporte lo hace solo para a ir a una competición o a las olimpiadas. Escribir es algo fenomenal que le viene bien a todo el mundo. Dentro de su nivel, cada uno lo que tiene que hacer es practicar y mejorar y, además, tiene beneficios inmediatos. El beneficio no es publicar, es algo interior. 

Kike: Estoy totalmente de acuerdo. Y además es que la gente lo tiene claro. El primer día cuando entran ya te lo dicen, si vienen a pasar el rato, a divertirse, porque les gusta escribir o porque quiere publicar y están todos en el mismo grupo y conviven, no hay ninguna pega. 

Bárbara: Hoy en día la palabra es muy importante. Todo el mundo escribe a menudo, escribe un post, un WhatsApp, cosa que hace veinte años no pasaba. La gente se ha dado cuenta de que nos construimos mucho a partir de la palabra, de la identidad, de lo que vemos. Entonces, claro, ensanchar un poco las posibilidades de la imaginación, de la sintaxis, de la gramática, de todo eso, resulta muy interesante para cualquiera. 

¿Qué criterios seguís para montar los cursos y talleres?

Bárbara: Que fueran los que a nosotros nos gustaría recibir. Por eso hay variedad. Por ejemplo, tenemos un taller de escritura creativa, que lo damos Kike y yo, que es un nivel más de iniciación, para pasárselo bien escribiendo, probando géneros, buscando la voz, enfocado un poco más a eso, a que sea lúdico, muy dinámico, que la gente pruebe. Pero luego está el de narrativa, que son cuatro módulos y cuatro profesores, Alberto Torres Blandina, Elisa Ferrer y nosotros dos. Nos reunimos, hicimos un temario de todos los aspectos que creíamos importantes que había que tratar y nos repartimos los que mejor se nos daban a cada uno. También hay otro de poesía con Bibiana Collado y Lola Andrés; un taller de arte con Fernando Ros, que fue el mejor profesor que tuve en la carrera y quería ficharlo; uno de guión con Mr. Perfume, que es muy loco y tiene un público más arriesgado que quiere hacer cosas un poquito más experimentales, más divertidas. 

Kike: Yo me encargo, también, del de proyectos narrativos. Esta dirigido a personas que están construyendo una novela o un libro de relatos. Ideas para novelas tenemos todos todas las semanas, pero se han de asentar y ver más allá de ellas. Siempre les digo a los alumnos que hay que hacer un trabajo previo de reflexión. Se piensan que por tener una idea buena ya es suficiente, pero eso te da para quince o veinte páginas. A partir de ahí es como si no hubiera nada. Y así llegan a la página veinte y te dicen que no saben seguir.

Bárbara: Es que las prisas tienen que ver con querer ser escritor más que con escribir. Eso es algo muy superficial y muy tontorrón. Aquí no enseñamos a ser escritores, ni alentamos a ganar premios. No tenemos ni idea de lo que va a pasar luego con los escritos. Si vemos algo muy bueno, evidentemente lo vamos a recomendar a editoriales, pero no es el objetivo. El objetivo es enseñar a escribir, reflexionar sobre la escritura, aprender también nosotros mientras enseñamos. Tampoco es hacer terapia. A mí me encanta que la gente se abra, pero no me importan sus problemas salvo que hagan mejor el texto, dicho con todo el respeto y con todo el cariño por supuesto. 

Selecto taller en Selecta.

Además del profesorado mencionado, Selecta cuenta con sus «estrellas invitadas».

Kike: Ya lo dice el nombre, ¿no? Gente que está escribiendo ahora, que nos gusta lo que publican y queremos que estén aquí. Hacen cursos más cortos. Queremos que venga gente de nivel, tanto de València como de fuera. María Bastarós, Almudena Sánchez, Sabina Urraca, Salva Alemany, Paco Inclán, Lidia Caro…

En ese afán por ser diferentes, y escapar de lo rancio, habéis puesto en marcha «El esmorzaret valencià con…» que inauguró Juan Cruz. Una estupenda ocasión para zamparse un bocadillo de blanc i negre amb faves o de tortilla de patata con pimientos verdes, acompañados de los imprescindibles cacaos y tramussos, al tiempo que se escucha y habla con profesionales del libro.

Kike: Ya sabes que yo soy muy de esmorzaret (ríe). Nos dijo Marta Donada que Juan Cruz venía a València. Bárbara, además, lo conoce. Y a él le apetecía hacer algo en Selecta. Como era un sábado… pues a esmorzar. Conociendo un poco a Juan Cruz, pensamos que le podría gustar este formato, que sería muy dinámico con la gente, en una misma mesa en forma de U, preguntando.

Bárbara: Que tiene tantas anécdotas que no hacía falta que preguntaran (ríe).

Kike: Dos horas duró. 

Bárbara: Y por él hubiéramos seguido. La gente se fue encantada. Claro, es que con su experiencia como editor, escritor y periodista… fue absolutamente genial, él también se fue muy contento.

Kike: La convocatoria fue para 25 personas, se llenó. Y cocinamos nosotros. Como decíamos al principio, se trata de crear algo distinto, que no sea lo típico, algo mucho más lúdico. 

Bárbara: Igual que con el cinefórum, tanto el documental de Fernando Ros y Carles Candela como el de adaptaciones con Jesús García Cívico, que es estupendo, súper ameno e interesante. Jesús elige las películas y les saca una miga… hace unas presentaciones chulísimas en las que ves otras cosas en las películas. Y luego el debate, el vinito y el debate, algo que se ha perdido también un poco, la cultura se ha hecho un poco rancia. Ese espíritu de debatir, que en Hispanoamérica y en la mayor parte de países latinoamericanos, sí que se está dando, aquí se ha perdido. Y que sea  divertido. Parece que solo hay dos opciones: o es algo muy elitista, que no le interesa a nadie, que se meten en su mundo y tienen un lenguaje absolutamente críptico, o puro entretenimiento basura. Nosotros creemos que se pueden combinar, que la cultura interesa bien explicada. 

En Selecta enseñáis a escribir historias, pero, ¿cómo van las vuestras? ¿Libros a la vista?

Kike: Estoy ya en la fase de que hace unas semanas vino la editora y me dijo que lo escrito iba adelante, que le estaba gustando e iba a publicarlo. Que no me rayara porque tuve como una crisis. Así que contento, no sé si será para 2023 ó 24, pero tengo publicación de relatos a la vista.

Bárbara: Yo estoy escribiendo otra novela. Tenía un proyecto en el que había estado trabajando pero lo aparqué y empecé otra cosa. Y bueno, ahí estamos, ochenta páginas y avanzando, me lo tomo con calma. No quiero tardar tanto en publicar como las veces anteriores, más que nada porque ahora sí que hay editor, lectores un poco que te esperan y eso alegra, alegra y también encoge un poco, las dos cosas, pero está bien. Me gustaría publicar como muy tarde en 2024. Necesito tiempo para retocar mucho mis frasecitas, para encontrar un poco hacia dónde va la historia. No puedo escribir rápido aunque quiera, aunque le eche horas. Hay cosas que vienen solo cuando se han posado, cuando estoy conviviendo con los personajes un tiempo y entonces me empiezan a contar cositas, pero antes no, no puedo forzarlo.