Charlamos con Manolo Bertrán, uno de sus autores, sobre este libro editado por Osadía Ediciones que revive la época dorada del boxeo español, a través de una crónica visual y literaria que resalta figuras y combates olvidados.

El 3 de abril de 1970, el Palacio de los Deportes de Madrid vibraba de expectación. José Manuel Ibar, conocido como ‘Urtain‘, se enfrentaba al alemán Peter Weiland por el título de campeón de Europa de los pesos pesados. Weiland, confiado, había declarado que Urtain no pasaría del quinto asalto y que las piedras que el vasco levantaba las usaba él para espantar pájaros. Sin embargo, apenas diez segundos después de iniciado el combate, Urtain conectó un potente ‘jab’ de derecha que envió a Weiland a la lona, sorprendiendo a todos los presentes.

Aquellos años fueron un hervidero de emoción y rivalidades que mantuvieron en vilo a toda una generación. Pedro Carrasco llenaba pabellones con su estilo técnico y elegante, mientras José Legrá, ‘el Puma de Baracoa’, desafiaba a los grandes con su rapidez y carisma. Entre finales de los años 60 y los 70, el boxeo en España vivió un momento de gran popularidad con figuras como Carrasco, Legrá, Urtain o Perico Fernández. Combate y revancha. La época dorada del boxeo español (Osadía Ediciones, 2024) recupera esa historia a través de ilustraciones de Paco Sales y textos de Manolo Bertrán, en una edición muy cuidada.

El libro, planteado como una crónica visual, se estructura en dos bloques diferenciados. El primero recoge diez combates emblemáticos en los que boxeadores españoles disputaron campeonatos de gran repercusión, auténticas batallas en el cuadrilátero que marcaron la historia del deporte. El segundo amplía la perspectiva con otros nombres clave y una reflexión sobre la influencia del boxeo en la cultura de la época, conectando golpes de memoria con la sociedad del momento. Su presentación en formato ilustrado y cronológico lo convierte en un testimonio valioso tanto para aficionados al boxeo como para quienes buscan comprender su impacto histórico y social.

Osadía Ediciones ha apostado por una publicación muy cuidada, con 220 páginas, encuadernación en tapa dura con lomo de tela y cantos vivos. Además, incluye un pequeño extra troquelado con la figura del campeón mundial de peso pluma José Legrá. Cada página es un asalto bien medido entre narración y arte gráfico, equilibrando el rigor documental con una potente carga visual. Más allá de los logros deportivos, el libro también examina el papel que desempeñó el boxeo en la sociedad española de la época, ofreciendo una lectura enriquecedora sobre su legado.

El libro está disponible para su compra a través de la web www.combateyrevancha.es, solicitándolo por correo electrónico en osadiaediciones@gmail.com o contactando con la editorial en redes sociales. Pero antes de que suene la campana y arranque un nuevo asalto, pasamos al siguiente round: una conversación con Manolo Bertrán sobre el proceso de creación de Combate y revancha y el trasfondo de este proyecto.

El libro trata de dar una visión más humana del boxeo, alejada de los tópicos que suelen rodearlo. ¿Cuáles crees que son los mayores prejuicios o malentendidos que existen sobre el boxeo y cómo lo habéis tratado de desmitificar?

Uno de los principales es el del boxeador sonado, que es cierto solo en parte. Es evidente que es un deporte muy duro y que muchos boxeadores han acabado de mala manera, muy deteriorados, arruinados, explotados por su entorno, etc. Sin embargo, nuestro libro recoge numerosos ejemplos de púgiles que han acabado muy bien sus días, casos como los de Miguel Velázquez o José Durán, ambos campeones mundiales (hoy en día con 80 años) a los que tuvimos la suerte de entrevistar para el libro. El medallista olímpico Rodríguez Cal fue otro buen ejemplo, como Agustín Senín, que se retiró cuando estaba en lo más alto. Lo mismo que Pedro Carrasco. Son solo algunos ejemplos de boxeadores de aquellos años. Podemos citar muchos más casos a lo largo de la historia. Lo que ocurre es que estos casos en positivo no interesan nada a los medios, y los más sórdidos son los más llamativos, los que más ruido hacen y más audiencia dan. Lamentablemente es así.

Otra cuestión es el desconocimiento por parte de un amplio sector del público, que ignora que el boxeo es un deporte con un reglamento estricto y que ha ido evolucionando y modificándose mucho a lo largo de su historia, precisamente para evitar accidentes. El libro señala también esta evolución.
En relación con esto, mucha gente piensa que es un deporte donde el que más fuerte pega siempre gana, un “deporte de brutos”. Y esto tampoco es del todo cierto. Los que saben de esto te dirán que el boxeo es un deporte de inteligentes. La técnica es fundamental. En el libro lo ejemplificamos reviviendo combates concretos.

Otra de las cosas que sorprenden a la gente cuando se introduce en el mundillo es la estrecha relación del boxeo con la cultura, o la ingente producción literaria que hoy en día sigue habiendo en torno a él. Por eso, en el libro repasamos también la influencia del boxeo en la cultura de la época, años 70 (literatura, televisión, periodismo, cine, pintura, música, cómic…). Y demostramos que el boxeo, como tantas otras cosas, puede ser una ventana para asomarse al mundo y conocer muchas más cosas.

¿Crees que hay alguna conexión entre los boxeadores de esa época y los actuales, o el deporte ha cambiado demasiado?

Sí que hay cierta continuidad, es el mismo deporte y aquellas figuras son muy respetadas por los boxeadores actuales. Mostraron el camino y algunos de aquellos campeones han seguido entrenando a jóvenes valores, aunque hablamos ya de gente muy mayor o ya fallecida. De todas formas, hubo un corte drástico a nivel popular con la crisis del boxeo y el veto de los medios de finales de los 70, que dificultó el relevo. En cualquier caso, el boxeo de aquellos años tenía otras motivaciones. Como nos contaba el gran campeón Javier Castillejo, en los años 70 los boxeadores buscaban una salida a sus vidas, escapar de la miseria en muchos casos. Hoy en día la sociedad española no es la misma.

La lástima es que entonces había más promotores, más veladas, y la televisión del momento (la única que había) propiciaba que surgieran figuras como Urtain, Perico Fernández, Legrá o Pedro Carrasco, por citar algunos de los más famosos. Se retransmitían sus combates en horarios de máxima audiencia y se les invitaba a los programas de moda. Sin el apoyo de los medios y con la fragmentación de audiencias actual, es todo mucho más complicado para nuestros boxeadores.

Por otro lado, otro de los mayores cambios ha sido la aparición del boxeo femenino, que ha representado un revulsivo y que no existía en aquellos años. Hoy un número significativo de licencias son de chicas.
La imagen del boxeo ha cambiado, los gimnasios están llenos, pero sobre todo de gente que quiere practicarlo para ponerse en forma, no tanto para competir. No obstante, o quizá por eso mismo, tanto el boxeo amateur como el profesional están al alza en cuanto a practicantes y número de licencias.

¿Cómo fue el proceso de equilibrar tus textos con las ilustraciones de Paco Sales para crear una narrativa visual y literaria que conectara con el lector?

Desde el primer momento quisimos hacer un homenaje al boxeo español desde la vertiente de la ilustración. Esa fue la idea principal. Apenas hay precedentes de libros ilustrados sobre nuestro boxeo. Quisimos apoyarlo con un guion y un texto amenos y cuidados para que el conjunto pudiera interesar tanto al coleccionista de libros de boxeo como al profano, como al amante de los libros ilustrados. Ya desde la selección de combates, boxeadores y hechos que se narran lo enfocamos en ese sentido. Hay que tener en cuenta que no es un libro técnico, es un libro sobre la historia del boxeo español hecho con el máximo respeto y cariño.

La idea del libro fue de Paco Sales, que llevaba ya tiempo dibujando boxeadores como un ejercicio de estilo. Nos conocemos desde hace muchos años, del ambiente musical. Él ha tocado el bajo en Áridos, un grupo de punk-rock con el que coincidimos bastante Doctor Divago en los 90 e hicimos amistad. Hace unos años me propuso si quería hacerme cargo de los textos para acompañar sus dibujos, ya que sabía de mi afición por el boxeo. Soy aficionado a su historia desde niño, por herencia familiar, y supongo que he estado esperando que alguien me propusiera algo así toda la vida, así que acepté entusiasmado. Yo ya había escrito algunos artículos sobre boxeo y música, que se publicaron en distintos medios deportivos y musicales, e incluso un reportaje sobre la historia del boxeo valenciano para el fanzine Combustion de mi amigo Toni Gominola, que también recogió la guía Espabox. Pero este era un proyecto de libro muy estimulante y más ambicioso. Entonces, en un principio, empecé a escribir sobre combates legendarios protagonizados por los boxeadores que Paco ya había dibujado, pero poco a poco, el diálogo se enriqueció y Paco también comenzó a dibujar siguiendo aspectos clave de la narrativa textual.

Ha sido un reto para mí hacer unos textos que pudieran estar al nivel de tan brillantes ilustraciones. No sé si lo he conseguido, pero creo que entre los dos alcanzamos un buen equilibrio entre ambos lenguajes. A Paco le gusta decir que ha sido combate nulo (empate) por decisión unánime. Luego, apareció la gente de Osadía ediciones y nos proporcionó una edición de lujo con la que estamos más que satisfechos.

Combate y revancha aborda con nostalgia una época dorada de este deporte ¿Qué legado crees que dejaron esos nombres de los que habláis?

Bueno, en su mayoría fueron jóvenes de extracción social baja que encontraron en el boxeo una posibilidad entre un millón para escapar de la pobreza o de la delincuencia. Biografías muy duras. Algunos de ellos tenían facultades, sacrificaron su juventud, supieron aprovechar la oportunidad y llegaron a lo más alto. Sin embargo, el libro también es un homenaje a los que no llegaron o se quedaron a mitad de camino.
Su legado fue abrir el camino para el boxeo español actual, fueron los héroes de aquel tiempo. A pesar de que ser muy populares, todos esos nombres que reivindicamos cayeron rápida e injustamente en el olvido.

A finales de los 70, los medios hicieron el vacío al boxeo, tal y como contamos en nuestro libro. Por eso, el boxeo español sufrió su particular travesía del desierto en los 80. El apagón hizo que ya nunca se reivindicaran como merecían a esas figuras que hicieron historia en la época dorada. Se recuperaron, casi siempre para mal, para mofarse de ellos o compadecerlos en el mejor de los casos. Así lo hizo la televisión de la carroña, regodeándose con el cliché del “juguete roto” o cebándose en determinadas decadencias vitales que a todo el mundo le suenan. Sin embargo, la gente desconoce absolutamente sus carreras en el cuadrilátero.

Afortunadamente, de unos años a esta parte, la perspectiva está cambiando, pero aquellos ases del ring todavía siguen siendo unos grandes desconocidos. Por eso pensamos que este libro ilustrado es un ejercicio de justicia necesario. Que Pedro Carrasco sea más conocido por su relación con Rocío Jurado y por salir en las revistas del corazón que por sus logros deportivos ilustra bien lo que cuento. Sin embargo, figura en el Salón de la Fama del Consejo Mundial de Boxeo, entre los mejores 40 boxeadores de la historia para este organismo. Eso el gran público no lo sabe.