Bearoid compuso las canciones de Papagayo mientras intentaba recuperarse de una ruptura sentimental. Depresión y crisis de autoestima se convirtieron en su menú diario, al tiempo que encontraba en la música el escapismo necesario para seguir adelante. Un sueño, una imagen, el animal que bautiza su álbum revoloteando en una habitación mientras perdía sus plumas de colores hizo el resto. El disco cuenta con las colaboraciones vocales de Adriana Proenza, One Path, Sr. Chen, Karma Cereza (Mueveloreina) y Turian Boy.
Papagayo nace en momentos duros para ti, en las letras se respira («Sé lo que puede llegar a doler / sentir cómo te caes sin red» cantas en Llámame), incluso cuando intentas quitarle hierro al asunto («Sabes que quejarme es mi deporte favorito» en No me da). ¿Fue terapéutico hacer este disco?
Muchísimo. Era una representación pristina de cada uno de mis días. Supongo que en la música puedes hablar de cualquier cosa a no ser que haya algo más fuerte que ocupe tu cabeza todos los días. Mi ansiedad fue el MVP de 2019, y era a veces causa y a veces consecuencia de todo lo que me sucedió. Lo que siempre digo es que lo más terapéutico es hacer terapia, junto con meditar y escribir.
Una vez superada esa situación, ¿cómo te enfrentas a esas canciones «tan marcadas»? ¿Duelen, cuesta hacerlas tuyas…?
Dolían más al principio, ahora las amo sobre todo. Son recuerdos de esos momentos, tristes y bellos, nunca olvidaré todo esto que pasó gracias a las canciones. Son enteramente mías, puedo ver, oír y oler esos recuerdos perfectamente.
Disco en 2019, disco en 2020. ¿A qué se debe una actividad tan prolífica?
Después de quemarme haciendo Ultravida (su disco anterior) y darle demasiadas vueltas quise mi redimir mi espíritu creativo haciendo un disco rápido, vomitado. Bonito pero sin capas, directo, improvisado y poco meditado. De hecho ahora mi objetivo es hacer un tema cada uno o dos días, como los King Gizzard.
¿Crees que hay conexiones entre ambos álbumes, que interactúan de alguna manera? ¿Cómo ves la evolución de uno a otro, digamos de ritmos más r&b a otros más urbanos, ya apuntados en el primer disco y ahora totalmente predominantes?
¿Sabes que no me lo había planteado? Me cuesta un poco mirar atrás. Creo que son como hermanos, en Papagayo estoy más seguro con mi voz. En Ultravida había una intención curativa, Papagayo cura sin intención.
La música urbana se va metiendo y saliendo de mi vida de forma intermitente, soy demasiado inquieto para la fijación. Ayer hice un tema que parece sacado de la época french touch al más puro estilo Motorbass.
He tenido que revisar los discos, entiendo a qué te refieres con lo de R&B y tienes razón que había más presencia en Ultravida. En Papagayo hay una amalgama de estilos y beats mucho más duros en algunos temas, aunque también están por ejemplo Nosotros 2 y El Mar, más bearoidescos pero extraños en el álbum de alguna manera.
¿Y entre El Meme (canción posterior al disco) y Papagayo? Con El Meme parece que recuperas tu pasado más funky.
Creo que El Meme y Booty Call tienen bastante que ver porque desde el confinamiento he ido haciendo este estilo con baterías reales saturadas de hip hop y acordes de soul, no sé cuánto me durará la tontería. También reflejan bastante mi estado de ánimo, sencillo, enamoradizo, tonto, directo, sin ansiedad. El emo trap de Olvidarlo ahora me costaría generarlo. Como puedo producir lo que quiera, el estilo nunca será un límite.
¿Compones de manera distinta si sabes que la canción va a formar parte de un álbum o va a ser un single?
Sí, de hecho estoy intentando abandonar el “single” porque creo que homogeniza tu creatividad de cara a crear algo que se sostenga solo a nivel de plays, con potencial de éxito. El Meme no es ni de lejos un single, salió por su cuenta porque gustó en Instagram. Creo que he perdido cualquier tipo de visión comercial con Bearoid y es muy liberador.
¿Te pones límites sonoros a la hora de componer? No Te Necesito, por ejemplo, por esa manera de acercarte hacia determinadas músicas sudamericanas parece, por momentos, una cumbia).
Como decía antes, absolutamente ninguno. Me gusta mucha música y si me enamora una canción o un estilo acabaré probando a hacerlo yo. Para No Te Necesito me puse a buscar grupos antiguos de bachata y sampleé un solo de guitarra, no me acuerdo de quién. El verso tiene un beat de trap encima y el post estribillo una especie de dembow acelerado. ¿El estilo resultante? No tengo ni idea.
Es un disco muy marcado por tu estado emocional, en el que El Mar, actúa como un cierre que duele incluso al oyente.
El Mar es desgarrador, como tenía que ser. Creo que fue un punto emocional muy marcado. Fue una frase que le dije a mi madre de vacaciones en Cerdeña, la ansiedad y la tristeza me habían dejado sin fuerzas y sentía la fuerza del arrastre del mar absorbiéndome hacia la profundidad de su estómago. Mucha gente me habla de El Mar porque te toca, la canté llorando, me tiembla la voz, no llego a la nota. La letra es terrible, aceptar tu destino en el fondo del mar.
¿Qué aportan las colaboraciones al disco?
Las colaboraciones como no puede ser otra son de amigos, gente con la que me entiendo y a la que admiro. Hacen un disco menos aburrido porque cada artista tiene una visión narrativa y un timbre único, le da muchísimo color. La voz de Adri te envuelve, la de Javi (One Path) te rompe, la de Karma te repta por la piel y te seduce, la de Sr Chen te da ganas de bailar y ponerte guapo.
¿Cómo se refleja en Bearoid tu trabajo haciendo música para publicidad o Alavedra?
Bearoid es mi proyecto más personal y donde hago lo que realmente me apetece. Hacer música para publi te obliga a explorar estilos que no has explorado, te abre muchísimas nuevas puertas a nivel de estilo y técnicas de producción. Alavedra me ha enseñado que para ser feliz tengo que dejar de tomarme las cosas tan a pecho y tan en serio. Ese aprendizaje es lo que hace que Bearoid a día de hoy siga existiendo si te soy sincero. Así que sin Alavedra tal vez ahora Bearoid no existiría.