Cristina Fernández Pintado. Foto: Dani Piedrabuena.

Me llamo Cristina Fernández Pintado, soy una valenciana nacida en 1980, actriz, coreógrafa y directora. Me considero afortunada de poder dedicarme a estas disciplinas y sobre todo de poder disfrutarlas. Actualmente me encuentro en pleno rodaje de la serie de TVE La Promesa, en el proceso de levantar varios proyectos como guionista y directora, participando como coreógrafa en dos producciones y en plena gira de la obra de teatro El Moble, de la compañía Albena Teatre, que se podrá ver el sábado 25 de noviembre, en L’Horta Teatre. Creo que este es un buen ejemplo de mi incorregible hiperactividad. Bueno, y sin más, aquí os dejo un poquito de mi…

 

Una canción:

“Le pêcheurs de perles”, de Tino Rossi. Para mí la música siempre ha sido fuente de inspiración y por lo tanto una herramienta de trabajo para crear ya sean coreografías, secuencias o escenas. Esta en concreto es una canción a la que he recurrido tantísimas veces porque hay algo en ella que dispara mi mente y la deja volar, conectándome con un lugar muy especial donde se dibujan momentos, movimientos, secuencias de imágenes… casi de manera inmediata. Es un tema que siempre ha estado presente y lo sigue estando.

Una película:

Podría irme lejos a buscar un título, soy una gran consumidora de cine desde hace muchos años, por lo tanto ante esta pregunta se agolpan los títulos en mi cabeza, pero me parecen muy interesantes las nuevas voces, así que decido quedarme cerca y elegir Aftersun, de Charlotte Wells. Ha sido una de las películas que he visto en este último año con la que he conectado de manera inmediata, me sumergí en esa intimidad desde los primeros minutos, hubo algo hipnótico en su sutilidad y complejidad que me atrapó sin remedio. La memoria, los recuerdos, la transformación inevitable de los mismos es algo que me interesa muchísimo. He de decir, también, que es un tipo de cine con el que conecto, la manera diferente de narrar, el tempo, la temática, el poder de lo humano… además creo que es un trabajo muy personal y que las interpretaciones de Paul Mescal y Francesca Corio son inmejorables, una química admirable. Verdad.

Un montaje escénico:

DER FENSTERPUTZER, de Tanztheater Wuppertal / Pina Bausch. Yo, como tanta gente, admiraba profundamente a Pina Bausch. Recuerdo que mientras estudiaba la carrera de danza contemporánea devoraba los vídeos que llegaban a mis manos de todo aquello que tenía que ver con ella y con su manera de trabajar. Finalmente, en 2003, conseguí verla en directo en el Festival Grec, en Barcelona, fue una experiencia inolvidable. Pina Bausch era mi referente absoluto en la danza teatro en aquel momento y de alguna manera seguirá siéndolo siempre.

Una exposición:

Prohibit Mirar 50 cartells (2002-2023), de Assad Kassab. Admiro a Assad, admiro su obra y su universo creativo. De hecho hemos trabajado juntos en numerosas ocasiones. Fue en esta exposición donde me di cuenta de la barbaridad que ha sido capaz de generar navegando en el universo de directores y directoras, autoras y autores con los que ha trabajado para crear conceptos tan potentes que te desmontan. Visitarla fue un viaje bestial, un laberinto de imágenes que te atravesaban sin remedio.

Un libro:

Nuestra parte de noche, de Mariana Enríquez. Me lo recomendó mi amigo Víctor Sánchez, alguien a quien admiro muchísimo y del que me fío 100% en el tema de recomendaciones. Es cierto que no es mi libro de cabecera, ni es el tipo de lectura que suelo consumir, pero me sorprendió y me colocó en un lugar diferente, hay algo perturbador en su lectura que me atrapó, fue algo inesperado. Creo que Mariana Enríquez posee una narrativa aterradora y sorprendente que aborda y bucea en traumas de diferente índole. Una lectura imposible de olvidar.

Una serie:

A dos metros bajo tierra, de Allan Ball. Me convirtió en una más de la familia, no quería irme de allí, deseaba que el tiempo se suspendiera y quedarme en esa casa para siempre. Magistral.

Un podcast:

Alguien debería prohibir los domingos por la tarde. Isabel Coixet. Cine, libros, música, poesía… ¡qué más se puede pedir!.

¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato?

Gregory Crewdson, me apasiona.

Una comida:

Me debato entre el cocido de casa y un buen arroz meloso, no soy capaz de decidirme.

Un bar de València:

El abrazo de la china. Ha sido casa, ha sido el lugar de reunión de amigos, de trabajo, de fiestas de final de rodaje… ha sido el núcleo de tantas cosas. Ha sido celebración.

Una calle de València:

Calle Cuba, mi hogar durante muchos años.

Un lugar de València que ya no exista:

Los cines Martí. Cuando era pequeña, cada año, mis padres celebraban su aniversario llevándonos a mi hermana y a mí a cenar y al cine, era un día mágico para mí. En aquel momento, años 80 y principios de los 90, no podíamos permitirnos eso de salir a comer o a cenar de manera habitual ni, por supuesto, de ir al cine, por lo tanto era un día señalado en el calendario. Allí vi mis primeras películas en pantalla grande, allí entendí la magia del cine y creo que allí la entendieron muchos valencianos. Unos cines que han sido fundamentales en nuestra historia.

¿Con quién te tomarías un vermut?

Me encantaría reunir en un vermut a Céline Sciamma y a Isabel Coixet y simplemente escucharlas conversar. Seria un vermut memorable.