«Esta pieza plantea una posibilidad de unir naturaleza y tecnología en un dispositivo escénico donde las plantas activan todo lo que sucede en la escena», explica David Orrico, más adelante, en esta entrevista, sobre Antes todo esto era campo, montaje creado junto al colectivo Nerval, y que forma parte de la programación del Festival 10 Sentidos (9 de mayo, La Rambleta).

Definís «Antes todo esto era campo» como una instalación interactiva, concierto y experiencia escénica.

La metodología de trabajo dentro del colectivo se basa en dinámicas de investigación escénica site-specific, con el fin de trabajar bajo las premisas del devised theatre, mediante laboratorios de investigación y sus resultados. En esta ocasión, el resultado se compone de un híbrido donde el público atraviesa un espacio hasta su butaca, desde el que recibe una experiencia teatral de texto en momentos, de performance en otros o de lo que parece un concierto de plantas-instrumento que nos hablan, representando un rompecabezas en una especie de museo botánico futurista, para finalmente lanzar una pregunta abierta e invita al espectador a interactuar con estas plantas sonoras durante un momento antes de marchar.

¿Cómo surgió la idea de «Antes todo esto era campo»? ¿Por qué las plantas?

Nuestro anterior trabajo como colectivo, en dos fases, se centraba en la idea de la desaceleración, de frenar como sociedad. De los problemas derivados de ir tan rápido y de esta sobreestimulación. En una segunda fase de ese proyecto, en plena pandemia y completamente frenados a nivel global, confinados, se activó una pregunta: ¿Cuanto tardas desde tu casa a un espacio completamente natural? Que resultó en una pieza de vídeo a través de zoom que cerraba el proyecto, esta vez representado online.

Esa pequeña pieza abrió una pulsión dentro del colectivo a sensibilizarnos sobre qué vínculos habíamos perdido como generación tecnológica respecto a la de nuestros padres. Yo conocía algunos experimentos sonoros con plantas y me pareció un buen momento para intentar acercarme a las plantas a través de la tecnología y la música y preguntarnos porque no ir de la mano con la naturaleza en lugar de basar nuestro modelo socioeconómico en lo inerte, como el petróleo, el hormigón, o el plástico. Decidimos entonces, gracias al apoyo de Graners de Creació, del Festival 10 Sentidos y de Espai Rambleta, realizar una pieza híbrida en torno a estos temas y nuestra generación.

David Orrico.

Utilizáis el desarrollo tecnológico y sus posibilidades para reflexionar sobre qué vínculos o ritmos naturales hemos perdido. ¿Es intencionado ese uso más racional de la tecnología que el habitual que solemos hacer que precisamente nos aleja de esos vínculos y ritmos?

El uso de la tecnología es premeditado y al mismo tiempo, inevitable. Estamos rodeados de tecnología y esta pieza plantea una posibilidad de unir naturaleza y tecnología en un dispositivo escénico donde las plantas activan todo lo que sucede en la escena. Lejos de rechazar la tecnología de la era digital, nos preguntamos si quizás estos avances pueden ayudarnos a acercarnos de nuevo a lo natural, a comprenderlo de manera profunda y rehacer un nexo con la naturaleza para seguir avanzando tecnológicamente y humanamente.

En «Antes todo esto era campo», como ya sucedió en BREAK / DESCANSO / HLÉ, hay una reflexión crítica sobre el comportamiento humano, sobre sus responsabilidades y compromisos.

El arte, el teatro y lo escénico siempre ha sido un espejo de la sociedad y un laboratorio donde probar un simulacro de caminos posibles, a todos los niveles. Creemos profundamente que para que la sociedad mejore, necesitamos imaginar juntos mundos posibles, posibilidades, opciones. Preguntarnos sobre cómo somos y cómo nos gustaría ser y hacerlo en un lugar sin urgencia por responder, sin prisas por accionar. El arte contemporáneo y las artes vivas son, a nuestro parecer, un medio de autoconocimiento, reflexión, análisis, crítica y expresión perfecto para una sociedad sana. Ahora, más que nunca, la artes vivas, la creación colectiva y el ecologismo contemporáneo han de servir de herramientas para relanzar viejas cuestiones y actualizar el debate al respecto de nosotros como individuos, como especie y como parte de un ecosistema del que dependemos totalmente.

¿Qué papel juegan en el resultado final los participantes / colaboradores de la pieza?

Todas las piezas que creamos en el colectivo Nerval se plantean como procesos de trabajo no cerrados. Sabemos lo que nos gustaría contar y la forma en la que se ejecuta varía dependiendo del momento, los medios o el contexto donde se representa. Del mismo modo los colaboradores influyen profundamente en el contenido ya que usamos nuestras biografías en la creación de textos y acciones, del mismo modo que en esta pieza, prácticamente la totalidad de las plantas en escena han sido donadas o cedidas y ejercen en representación de un contexto local. «Antes todo esto era campo» viaja a finales de Mayo a A Coruña, donde la pieza se transformará durante dos semanas de trabajo para mostrar finalmente el 3 de Junio en el teatro Rosalía de Castro.

 

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