«The withering» (Yuen Chi Him).

Si algo se le puede reprochar a la serie Antisdisturbios es que abandone el retrato que hace de un colectivo cerrado para entregarse en manos de un thriller, más o menos, previsible. Lo primero introducía al espectador en una realidad que desconoce, lo segundo forma parte de la triste cotidianeidad (corrupción, prevaricación, cohechos, Villarejo) del país o de los argumentos de otras películas. Si la ficción quiere competir con la realidad a partir de lo que esta le ofrece tiene que optar por hacer zoom a aquellas historias que no se pueden leer en un periódico. Ayer, en la Sección Oficial de La Cabina pudimos presenciar dos buenos ejemplos.

En The Withering asistimos a una serie de catastróficas desdichas que vive una familia que sobrevive con dos empleos precarios en un apartamento minúsculo. El nuevo embarazo de la mujer y la renovación del alquiler de la vivienda, les sitúa al borde del colapso, obligados a buscar una nueva casa con las limitaciones económicas que tienen. El cineasta hongkonés Yuen Chi Him opta por el menos es más, por la sencillez narrativa, sabe que la fuerza de la historia no necesita de efectismos emocionales. Y con sobriedad y delicadeza, y un inteligente empleo de la música como algo más que acompañamiento ambiental, hace partícipe al espectador de una desgracia que en su propia ciudad seguro que están viviendo otras personas fuera de la pantalla. El film no necesita de escenas dramáticas, ni de personajes llorando, le sobra el lirismo de algunos momentos (el niño preguntando a sus padres por qué son infelices, el padre mirando absorto e impotente edificios con las luces encendidas, la respuesta evasiva cuando invitan al pequeño al cumpleaños de un amigo…)  y la simbología de una planta para fotografiar la magnitud del desastre que están viviendo los protagonistas.

Masel Tov Cocktail es un mediometraje, pero podría perfectamente ser el piloto de una serie. Tiene personajes y una materia prima argumental suficientes para que el proyecto creciera. Ojalá. Dirigida por Arkadij Khaet y Mickey Paatzsch, narra con un magnífico (y necesario) sentido del humor lo que puede significar ser judío, hoy en día, en Alemania. El personaje principal, Dima, lo es, judío y de ascendencia familiar rusa. Un nuevo judío, como se define sarcásticamente, que no entiende el motivo de que cuando alguien se entera le hable del Holocausto nazi. La película señala unos cuantos lugares comúnes que se repiten (muy agudos cuando hablan del blanco y negro de las películas sobre judíos o la guerra del falafel) y opta por la parodia utilizando en su justa medida la ruptura de la cuarta pared por parte de Dima. Muy original en la puesta en escena y la manera de contar la historia, no debería verse como algo lejano, porque incluso la advertencia que hace sobre los nuevos populismos que en realidad esconden formas de nuevo nazismo, las tenemos muy cerca en nuestro país.

La realidad, aunque de manera diferente, también tiene su importancia en Pyrale. Parte de un hecho verídico (una misteriosa plaga de polillas del boj invadió, en el verano de 2016, una localidad de La Provenza) para contar una historia de iniciación. Conviven las dos, aunque en algunos momentos la primera se disfrace de documental o, incluso, película de intriga, y la segunda no pueda (ni quiera) ocultar su herencia con la cinematografía del país al que pertenece, Francia. Y tal vez por esto, esa película dentro de la película que protagonizan dos jóvenes acaba reclamando más la atención (imposible evadirse de los escos que resuenan en la escena de la piscina), además de por lo que señalaba al principio que ocurría con Antidisturbios.

 

La Cabina en Verlanga:

La Cabina Día 2. El fuego purifica (o no)

La Cabina Día 1. Dos en la carretera… de la vida

Fashion Films valencianos desde el front row de La Cabina

Los imprescindibles de La Cabina por Las Entendidas

Guía exprés del Festival La Cabina

Todo sobre Amalgama, el off del festival La Cabina

Almodóvar inaugura La Cabina con “La voz humana”

Gondry, Berlanga y Bong Joon-ho en los Inèdits de La Cabina

Capricornio Uno, restos de un tiempo que siguen aquí

La Cabina: las 12 películas de su Sección Oficial

Así es el cartel de La Cabina